REvistas

The Sociological Review

He completado la traducción al español de un artículo clásico en antropología. Se trata del texto de W. H. R. Rivers publicado en The Sociological Review en 1910 con el título “The genealogical method in anthropological inquiry”. Éste aparecerá próximamente en la segunda edición de la Guía de lecturas para una práctica de campo, de Jacinta Palerm. Rivers, es un reconocido antropólogo británico por sus contribuciones al estudio riguroso de los sistemas de parentesco y la organización social entre pueblos no industrializados. En 1898 se incorporó a la expedición de la Universidad de Cambridge al Estrecho de Torres, al nororiente de Australia, donde diseñó este método genealógico para estudiar las relaciones de parentesco en las sociedades ágrafas. Años más tarde, en los años 1901 y 1902 se involucró en el estudio de una tribu de las montañas del surponiente de la India, de donde resultó una etnografía clásica titulada The Toddas.

Aquí publico un breve extracto del artículo acerca del método para elaborar genealogías que afortunadamente será leído por cientos de estudiantes de antropología en los próximos años. El programa de difusión de la colección editorial Clásicos y Contemporáneos en Antropología que auspician la UIA, la UAM-I y el CIESAS promueve la lectura de textos producidos por quienes nos precedieron en el afán por ofrecer explicaciones sobre la complejidad social y cultural de la condición humana.

“En la recolección de genealogías, se consigna la información acerca de los descendientes de ambas líneas, masculina y femenina, pero a la hora de escribir y ordenar esta información en el papel para su utilización para los propósitos que se señalarán en este artículo, conviene registrar en una hoja de papel solamente a los descendientes de una línea, con referencias cruzadas a las otras hojas con los descendientes de la otra línea. (consultar el libro The Toddas [Londres 1906] y los informes de la Expedición de Cambridge al Estrecho de Torres).

El método exacto para ordenar los nombres es un asunto de menor importancia, pero yo he encontrado que resulta conveniente escribir los nombres de los hombres con mayúsculas, y los de las mujeres con minúsculas o letra común. Y siempre pongo el nombre del esposo al lado izquierdo del de la esposa. En los matrimonios poligínicos y poliándricos coloco los nombres de las esposas o esposos entre corchetes.

Un rasgo de gran importancia de este método consiste en registrar lo más ampliamente posible la condición social de cada persona incluida en la genealogía. La localidad a la que cada persona pertenece debe conseguirse y a menudo es conveniente apuntar no solo el distrito, sino también el nombre del grupo territorial más pequeño, como la comunidad o la aldea. Si la gente tiene una organización totémica, hay que registrar los nombres del tótem o tótems de cada persona, o si hay clanes no totémicos u otras subdivisiones sociales, éstas deberán señalarse de la misma manera. En la genealogía de Guadalcanal, que aquí he incluido como ejemplo, los nombres que aparecen debajo de los nombres de las personas corresponden a los clanes exogámicos, que probablemente tienen una naturaleza totémica (ver Journal of Royal Anthropological Institute 1909, vol. xxxix, p. 156)

Al comenzar el trabajo en un nuevo lugar conviene registrar toda la información acerca de cada persona que pudiera tener alguna significación social, y más tarde la investigación podrá restringirse a la información más relevante. Especial cuidado debe ponerse para anotar la localidad de aquellos que se han casado en la comunidad pero que provienen de otras tribus y lugares. Si existe la adopción, entonces ciertamente los niños adoptados deben incluirse entre aquellos que son considerados como hijos biológicos, a menos que específicamente se señale lo contrario y, en los casos donde sea posible, ambos tipos de parentesco real y adoptivo deberán registrarse por escrito.

En esta recolección del material para poner en práctica el método de elaborar genealogías uno se encuentra frecuentemente con dificultades y con fuentes de errores. Un tropiezo que me he encontrado es la existencia del tabú para mencionar los nombres de los muertos, y éste a veces sólo puede superarse con dificultad. En mi propia experiencia, a consecuencia de dicho tabú me he visto obligado a obtener las genealogías en secreto, y a partir de personas que no pertenecen a la familia en cuestión. Otros orígenes de errores y confusiones son las costumbres de adopción y la de intercambiar nombres, y sin duda, más dificultades serán descubiertas por aquellos que busquen genealogías en nuevos lugares.

Si queremos usar las genealogías de la manera que me propongo describir, será necesario que estemos convencidos de que éstas son confiables. Al reunir las genealogías de toda una comunidad habrá mucho traslape; la gente que pertenece a la línea paterna de un informante resultará en la línea materna de otro y en la ascendencia de la esposa de un tercero y así habrá amplia oportunidad de corroborar la correspondencia de los relatos de distintos informantes. En casi todas las comunidades en que he trabajado, he encontrado que hay personas con conocimientos genealógicos especiales, y es bueno aprovecharlos lo más posible. En mi experiencia, resulta muy riesgoso confiar en los hombres jóvenes, quienes en casi todas partes ya no se toman la molestia de aprenderse los antecesores de sus mayores, pero cuando se obtienen de éstos últimos, he encontrado siempre que las genealogías son extraordinariamente certeras, si se ponen a prueba por medio de correlaciones de diferentes relatos y por la coherencia general del registro genealógico completo de una comunidad”.


Dr. Roberto Melville
Investigador del CIESAS-DF
melville.ciesas@yahoo.com

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