Busco en la biblioteca Ángel Palerm del CIESAS-DF esta revista del Centro Latinoamericano de Investigaciones en Ciencias Sociales con el objetivo de localizar y leer un texto “clásico” en la antropología brasileña. Se trata del artículo de Roberto Cardoso de Oliveira, titulado “Aculturación y ‘fricción’ interétnica”, publicado en 1963. Es parte de un proceso de búsqueda de conceptos y herramientas metodológicas para explicar las relaciones interétnicas en Brasil y, eventualmente, en otros contextos de contacto también. Este artículo se encadena a la publicación de Etnicidad y estructura social de Roberto Cardoso de Oliveira, en la colección Clásicos y Contemporáneos en Antropología (CCA). El esfuerzo editorial interinstitucional, que unidos emprendimos la UAM-Iztapalapa, la Universidad Iberoamericana y el CIESAS, para publicar libros “clave” en la evolución del pensamiento antropológico, debe complementarse con un programa de difusión de artículos “clásicos” relacionados temática o teóricamente con los libros que van apareciendo. En esta edición impresa del Ichan se presenta sólo un extracto, pero en Internet hallarás el texto completo de “Aculturación y ‘fricción’ interétnica”:
¿Cuáles son las ideas directrices que podrían orientar el estudio de las relaciones entre los miembros de las sociedades tribales y los de la sociedad nacional?
La primera de ellas, ya enunciada por Balandier, será que las sociedades tribales mantienen con la sociedad envolvente (nacional o colonial) relaciones de oposición, histórica y estructuralmente demostrables. Nótese bien que no se trata de relaciones entre entidades opuestas, simplemente diferentes o exóticas, unas en relación con las otras, pero contradictorias; esto es, que la existencia de una tiende a negar la de la otra. Y no hay mejor razón para hacer uso del término de fricción interétnica que para subrayar esta característica básica de la situación de contacto. Un ejemplo de ello lo tenemos en el proceso de expansión de la sociedad brasileña sobre los territorios tribales, fraccionando y desperdigando a las poblaciones tribales, resultando con ello una destrucción de los indígenas […]; y la sobrevivencia de algunas sociedades tribales, aunque desfiguradas, no resulta suficiente para encubrir el sentido destructor del contacto. […] Conceptualizamos la situación de contacto como una “totalidad sincrética” o, como ya señalamos en otro lugar: “como situación de contacto entre dos poblaciones dialécticamente ‘unificadas’ a través de intereses diametralmente opuestos, aunque interdependientes, por paradójico que parezca”.
Una vez asentada la idea básica de la oposición entre el orden tribal y el orden nacional, corresponderá al investigador determinar aquellas dimensiones de la realidad social que, una vez descritas y analizadas, explican mejor la dinámica del contacto interétnico. Para ello nada mejor que formular algunos problemas para la investigación, cuyo planteamiento y la consecuente búsqueda de soluciones sirva como medio para identificar aquellas dimensiones de lo social que deben ser examinadas por el investigador. Si nos preguntamos sobre el destino de los bienes indígenas –esto es, acerca de sus bienes de producción– estaremos adentrándonos en el orden social a través de su dimensión económica. Pero no de una manera formal o meramente descriptiva, sino al contrario, estaremos penetrando en aquellos aspectos de la dimensión económica que nos conducirán mejor hacia el conocimiento efectivo del proceso de contacto entre dos sociedades con economías distintas: una mercantil y monetaria y la otra sujeta a un régimen de producción para la subsistencia. […] Otro problema, susceptible de orientar fructíferamente a la investigación será preguntar por qué las poblaciones indígenas en grado avanzado de integración económica a las sociedades regionales y con “aculturación avanzada”, aún continúan desarrollando mecanismos que le impiden a sus miembros identificarse como “nacionales”, atándolos a la identidad tribal […] Finalmente como último ejemplo, podemos preguntar quién decide, en última instancia, sobre el destino de determinada población tribal en un área de contacto interétnico. No basta decir que la que decide es la sociedad dominante nacional; toca al investigador localizar al grupo o grupos, organizados o no, que dominan realmente a esas poblaciones, directamente o a través de intermediarios. Aquí nos abrimos paso hacia la dimensión política de la situación del contacto, donde hay que describir y analizar la estructura de poder subyacente. El poder en la esfera tribal, tradicional, y cómo éste ha sido transformado cuando la sociedad indígena se inserta en otra mayor, más poderosa, que le usurpa (al principio parcial y después totalmente) su autonomía. La progresiva pérdida de la autonomía tribal y la irreversibilidad del proceso y la ocupación definitiva de los territorios indígenas emergen para el investigador como un tema de la mayor importancia estratégica para la comprensión de los fenómenos de interacción entre indios y blancos, en el pasado y en el presente.
Sin embargo, no es recomendable que el investigador se limite a los fenómenos de orden estrictamente sociológico, aunque éstos representaran con todo rigor la materia prima del análisis. […][Pues] los fenómenos demográficos y ecológicos, tomados como indicadores de imposiciones sufridas históricamente por las poblaciones tribales y perturbadoras de su equilibrio biótico, se deben investigar cuidadosamente a fin de informar al investigador sobre la situación real en la que se encuentran los indios en el momento en que se inició el contacto, continuo y sistemático, entre las sociedades en oposición o, en lenguaje culturalista, cuando ocurre la conjunción intercultural y tiene inicio el proceso de aculturación.
¿Cuáles son las ideas directrices que podrían orientar el estudio de las relaciones entre los miembros de las sociedades tribales y los de la sociedad nacional?
La primera de ellas, ya enunciada por Balandier, será que las sociedades tribales mantienen con la sociedad envolvente (nacional o colonial) relaciones de oposición, histórica y estructuralmente demostrables. Nótese bien que no se trata de relaciones entre entidades opuestas, simplemente diferentes o exóticas, unas en relación con las otras, pero contradictorias; esto es, que la existencia de una tiende a negar la de la otra. Y no hay mejor razón para hacer uso del término de fricción interétnica que para subrayar esta característica básica de la situación de contacto. Un ejemplo de ello lo tenemos en el proceso de expansión de la sociedad brasileña sobre los territorios tribales, fraccionando y desperdigando a las poblaciones tribales, resultando con ello una destrucción de los indígenas […]; y la sobrevivencia de algunas sociedades tribales, aunque desfiguradas, no resulta suficiente para encubrir el sentido destructor del contacto. […] Conceptualizamos la situación de contacto como una “totalidad sincrética” o, como ya señalamos en otro lugar: “como situación de contacto entre dos poblaciones dialécticamente ‘unificadas’ a través de intereses diametralmente opuestos, aunque interdependientes, por paradójico que parezca”.
Una vez asentada la idea básica de la oposición entre el orden tribal y el orden nacional, corresponderá al investigador determinar aquellas dimensiones de la realidad social que, una vez descritas y analizadas, explican mejor la dinámica del contacto interétnico. Para ello nada mejor que formular algunos problemas para la investigación, cuyo planteamiento y la consecuente búsqueda de soluciones sirva como medio para identificar aquellas dimensiones de lo social que deben ser examinadas por el investigador. Si nos preguntamos sobre el destino de los bienes indígenas –esto es, acerca de sus bienes de producción– estaremos adentrándonos en el orden social a través de su dimensión económica. Pero no de una manera formal o meramente descriptiva, sino al contrario, estaremos penetrando en aquellos aspectos de la dimensión económica que nos conducirán mejor hacia el conocimiento efectivo del proceso de contacto entre dos sociedades con economías distintas: una mercantil y monetaria y la otra sujeta a un régimen de producción para la subsistencia. […] Otro problema, susceptible de orientar fructíferamente a la investigación será preguntar por qué las poblaciones indígenas en grado avanzado de integración económica a las sociedades regionales y con “aculturación avanzada”, aún continúan desarrollando mecanismos que le impiden a sus miembros identificarse como “nacionales”, atándolos a la identidad tribal […] Finalmente como último ejemplo, podemos preguntar quién decide, en última instancia, sobre el destino de determinada población tribal en un área de contacto interétnico. No basta decir que la que decide es la sociedad dominante nacional; toca al investigador localizar al grupo o grupos, organizados o no, que dominan realmente a esas poblaciones, directamente o a través de intermediarios. Aquí nos abrimos paso hacia la dimensión política de la situación del contacto, donde hay que describir y analizar la estructura de poder subyacente. El poder en la esfera tribal, tradicional, y cómo éste ha sido transformado cuando la sociedad indígena se inserta en otra mayor, más poderosa, que le usurpa (al principio parcial y después totalmente) su autonomía. La progresiva pérdida de la autonomía tribal y la irreversibilidad del proceso y la ocupación definitiva de los territorios indígenas emergen para el investigador como un tema de la mayor importancia estratégica para la comprensión de los fenómenos de interacción entre indios y blancos, en el pasado y en el presente.
Sin embargo, no es recomendable que el investigador se limite a los fenómenos de orden estrictamente sociológico, aunque éstos representaran con todo rigor la materia prima del análisis. […][Pues] los fenómenos demográficos y ecológicos, tomados como indicadores de imposiciones sufridas históricamente por las poblaciones tribales y perturbadoras de su equilibrio biótico, se deben investigar cuidadosamente a fin de informar al investigador sobre la situación real en la que se encuentran los indios en el momento en que se inició el contacto, continuo y sistemático, entre las sociedades en oposición o, en lenguaje culturalista, cuando ocurre la conjunción intercultural y tiene inicio el proceso de aculturación.
Roberto Melville
Investigador del CIESAS-DF
Envía referencias de artículos “clásicos” en antropología
melville.ciesas@yahoo.com
Investigador del CIESAS-DF
Envía referencias de artículos “clásicos” en antropología
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