La madrugada del viernes 4 de mayo de 2007 falleció la Dra. Carmen Castañeda, magnífica historiadora y entrañable amiga. Durante décadas, Carmen fue referencia generosa para quienes se interesaron en la historia de Guadalajara: su dedicado esfuerzo en la organización de archivos y bibliotecas, su erudición y buen consejo fueron decisivos para investigadores e investigaciones. Carmen formó generaciones de historiadores, escribió textos clásicos sobre la universidad, las instituciones, la cultura y los grupos sociales en la historia de México. Habremos de extrañar su inteligencia y generosidad, su gran sentido del humor y talento como historiadora.
Hasta siempre, Carmen Castañeda
Su casa es un mundo al que se entra por una puerta verde. De verde está también pintado el patio. Ahí los guayabos, generosos, se desprenden de sus frutos para tapizar el jardín. Entrar a su cocina es recibir una lección de historia que tiene que ver con las recetas, con los ingredientes, con las cajitas de té, con las ollas de barro y con las cucharas de madera. Digo que es una lección de historia pero también de geografía: ahí se encuentran objetos de muchos lugares del mundo y uno puede evocar la historia de las ciudades y los pueblos donde nacieron.
A su biblioteca le crecen libros en los muros: libros grandes y pequeños; comprados y regalados; marcados con lápiz y separados con post-it de colores; de autores conocidos y desconocidos; de mujeres y de hombres; de épocas remotas y recientes; de Jalisco y de lugares lejanos, muy lejanos. Libros, siempre libros: una de sus grandes aficiones. De sus libros y con ellos se puede –y se debe– escribir una historia.
En su comedor reina la vitrina, con vasos de diferentes tamaños, acomodados con paciencia en carpetas blancas tejidas con gancho. En la pared lucen los platos pintados a mano por artesanos de alejados rumbos. El comedor se convierte en salón de clases. A raíz de su enfermedad, Carmen imparte lecciones en su casa los martes de 10 a dos de la tarde; ahí se ofrece el Seminario de Historia Sociocultural del Doctorado en Ciencias Sociales del CIESAS-Occidente. Café y galletas surgen de la cocina de Carmen. Las sesiones inician actualizándonos en los temas de la vida cotidiana y terminan poniéndonos al día acerca de los textos más recientes de la historia cultural.
Quienes asistimos al seminario, al inicio como estudiantes y después como colegas, recibimos muestras de cómo investigar en historia. Carmen siempre encuentra la anécdota apropiada que ilustra lo que explica. Y uno aprende: a pulir las letras, las opiniones y las investigaciones. Pero Carmen no sólo imparte lecciones de historia, también se instruye todos los días: una de sus cualidades es la humildad con la que reconoce todo lo que aprende de los demás y ésa es una de las grandes enseñanzas, que no todos los estudiantes asimilan.
Todos han oído hablar de la doctora Carmen Castañeda, profesora investigadora del CIESAS-Occidente desde hace 18 años y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel III). Pero para refrescar los muchos logros académicos que ha alcanzado diré por ejemplo que ella es doctora en Historia por El Colegio de México –y discípula de don Luis González y González–; que se interesa por la historia de la cultura escrita, la alfabetización, la historia de la educación y la historia del libro y la lectura; que es autora de seis libros y coautora de 10 más, que publicó alrededor de 33 artículos y más de 40 capítulos de libros. Es autora de 34 reseñas y de 39 memorias. Su sólido trabajo colegiado es resultado del diálogo que sostiene con la historia y con sus pares académicos.
Diré también que, además del ciesas, ha sido profesora en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Autónoma de Sinaloa; que ha impartido cursos en El Colegio de Michoacán, en la Universidad Veracruzana, en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam y recordaré que Carmen Castañeda tiene una larga experiencia en el rescate y organización de archivos históricos.
Bajo su tutela han crecido generaciones de historiadores, ha asesorado 39 tesis entre licenciatura y posgrado y esto revela su generosidad: como profesora no sólo comparte el conocimiento entre sus alumnos, también su biblioteca. Tal vez obedeciendo a esa costumbre y en homenaje a su trayectoria desde la biblioteca del CIESAS-Occidente, el 23 de abril de 2002, lleva su nombre.
El CIESAS asimismo reconoció las aportaciones historiográficas de Carmen el 16 de noviembre de 2001, viernes en que le rindió un merecido homenaje. Pero no sólo su institución respeta su trabajo. Carmen recibió distinciones de El Colegio de Jalisco; de la Universidad de Guadalajara; de la Universidad Autónoma de Sinaloa; de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, y del Ayuntamiento de Guadalajara (durante el periodo administrativo de 2004 a 2006).
Como profesora, y asesora la disciplina la distingue. En los pasillos de la institución se rumora que ella es alguien que establece fechas y calendarios, mismos que el alumno ha de cumplir cabalmente. Y esa es la fórmula que permite a sus asesorados llegar a un final feliz con su tesis de doctorado bajo el brazo. Cuando yo, como su estudiante, le presentaba mis avances de tesis, invariablemente me decía: “muy bien, pero ahora debes leer este y aquel libro e ir a este y a aquel archivo”. Sus enseñanzas las recuerdo siempre: ¿cómo olvidarlas ahora que Carmen se nos ha ido de repente?
Julia Preciado Zamora
Profesora investigadora
CIESAS-Occidente
julia@ciesasoccidente.edu.mx
Hasta siempre, Carmen Castañeda
Su casa es un mundo al que se entra por una puerta verde. De verde está también pintado el patio. Ahí los guayabos, generosos, se desprenden de sus frutos para tapizar el jardín. Entrar a su cocina es recibir una lección de historia que tiene que ver con las recetas, con los ingredientes, con las cajitas de té, con las ollas de barro y con las cucharas de madera. Digo que es una lección de historia pero también de geografía: ahí se encuentran objetos de muchos lugares del mundo y uno puede evocar la historia de las ciudades y los pueblos donde nacieron.
A su biblioteca le crecen libros en los muros: libros grandes y pequeños; comprados y regalados; marcados con lápiz y separados con post-it de colores; de autores conocidos y desconocidos; de mujeres y de hombres; de épocas remotas y recientes; de Jalisco y de lugares lejanos, muy lejanos. Libros, siempre libros: una de sus grandes aficiones. De sus libros y con ellos se puede –y se debe– escribir una historia.
En su comedor reina la vitrina, con vasos de diferentes tamaños, acomodados con paciencia en carpetas blancas tejidas con gancho. En la pared lucen los platos pintados a mano por artesanos de alejados rumbos. El comedor se convierte en salón de clases. A raíz de su enfermedad, Carmen imparte lecciones en su casa los martes de 10 a dos de la tarde; ahí se ofrece el Seminario de Historia Sociocultural del Doctorado en Ciencias Sociales del CIESAS-Occidente. Café y galletas surgen de la cocina de Carmen. Las sesiones inician actualizándonos en los temas de la vida cotidiana y terminan poniéndonos al día acerca de los textos más recientes de la historia cultural.
Quienes asistimos al seminario, al inicio como estudiantes y después como colegas, recibimos muestras de cómo investigar en historia. Carmen siempre encuentra la anécdota apropiada que ilustra lo que explica. Y uno aprende: a pulir las letras, las opiniones y las investigaciones. Pero Carmen no sólo imparte lecciones de historia, también se instruye todos los días: una de sus cualidades es la humildad con la que reconoce todo lo que aprende de los demás y ésa es una de las grandes enseñanzas, que no todos los estudiantes asimilan.
Todos han oído hablar de la doctora Carmen Castañeda, profesora investigadora del CIESAS-Occidente desde hace 18 años y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel III). Pero para refrescar los muchos logros académicos que ha alcanzado diré por ejemplo que ella es doctora en Historia por El Colegio de México –y discípula de don Luis González y González–; que se interesa por la historia de la cultura escrita, la alfabetización, la historia de la educación y la historia del libro y la lectura; que es autora de seis libros y coautora de 10 más, que publicó alrededor de 33 artículos y más de 40 capítulos de libros. Es autora de 34 reseñas y de 39 memorias. Su sólido trabajo colegiado es resultado del diálogo que sostiene con la historia y con sus pares académicos.
Diré también que, además del ciesas, ha sido profesora en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Autónoma de Sinaloa; que ha impartido cursos en El Colegio de Michoacán, en la Universidad Veracruzana, en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam y recordaré que Carmen Castañeda tiene una larga experiencia en el rescate y organización de archivos históricos.
Bajo su tutela han crecido generaciones de historiadores, ha asesorado 39 tesis entre licenciatura y posgrado y esto revela su generosidad: como profesora no sólo comparte el conocimiento entre sus alumnos, también su biblioteca. Tal vez obedeciendo a esa costumbre y en homenaje a su trayectoria desde la biblioteca del CIESAS-Occidente, el 23 de abril de 2002, lleva su nombre.
El CIESAS asimismo reconoció las aportaciones historiográficas de Carmen el 16 de noviembre de 2001, viernes en que le rindió un merecido homenaje. Pero no sólo su institución respeta su trabajo. Carmen recibió distinciones de El Colegio de Jalisco; de la Universidad de Guadalajara; de la Universidad Autónoma de Sinaloa; de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, y del Ayuntamiento de Guadalajara (durante el periodo administrativo de 2004 a 2006).
Como profesora, y asesora la disciplina la distingue. En los pasillos de la institución se rumora que ella es alguien que establece fechas y calendarios, mismos que el alumno ha de cumplir cabalmente. Y esa es la fórmula que permite a sus asesorados llegar a un final feliz con su tesis de doctorado bajo el brazo. Cuando yo, como su estudiante, le presentaba mis avances de tesis, invariablemente me decía: “muy bien, pero ahora debes leer este y aquel libro e ir a este y a aquel archivo”. Sus enseñanzas las recuerdo siempre: ¿cómo olvidarlas ahora que Carmen se nos ha ido de repente?
Julia Preciado Zamora
Profesora investigadora
CIESAS-Occidente
julia@ciesasoccidente.edu.mx
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