Como regalo de Reyes vi esta película por primera vez y me llevé una grata sorpresa al encontrar que este clásico de Fritz Lang resultó ser un filme vanguardista y sofisticado tanto por su técnica fílmica como por su contenido. Si no la ha visto y le parece que conocer algunos detalles de la trama puede arruinarle el suspenso, le sugiero que no prosiga con la lectura de estas líneas. Una última petición: no se la pierda.
M –conocida en México como M, la marca del asesino–, narra el proceso de identificación y captura de un infanticida que opera en Berlín. Como los esfuerzos de la policía resultan insuficientes para dar con él, el crimen organizado se apresta a utilizar sus propios recursos para pescar al culpable. Así, tanto la policía como la mafia inician la persecución del asesino, cada uno por sus propios motivos.
Los códigos cinematográficos de esta película son muy complejos; además de ser pionera en el uso de diálogos y sonidos incidentales en lugar de cartones, en M veremos encuadres y movimientos de cámara que a pesar de ser artesanales, no han perdido su eficacia a lo largo del tiempo.
Por otra parte resulta de gran interés el hecho de que Fritz Lang escribiese el guión inspirándose en la historia de Peter Kuerten, un asesino serial verdadero. Ya desde entonces se daba por sentada la utilidad de la investigación como recurso que contribuye a fortalecer la verosimilitud y sobriedad de las películas con vocación realista.
La cinta hace patente el feroz desarrollo de las técnicas de investigación criminal en la Alemania de principios del siglo xx. Los métodos de búsqueda y análisis de la evidencia no le piden mucho a la popular serie televisiva C.S.I., también inspirada en técnicas de indagación reales.
¿Le interesa conocer un dato irónico? El crimen organizado lo es a tal punto, que en esta película logra encontrar al criminal antes que la policía. Cualquier semejanza con la realidad no es coincidencia.
M resulta visionaria en otro sentido: explora las motivaciones profundas del asesino al grado de inspirar cierta empatía con el espectador; en este orden de ideas, el filme resulta fundacional para el género de asesinos seriales.
Al final de la película se presenta una moraleja que no le contaré para no echar a perder su curiosidad. Es una verdadera joya metonómica que revela toda una escala de valores vigente en el contexto de origen de M: le invito a degustarla como antropólogo(a).
M es una obra valiosa por muchos motivos más que usted mismo(a) descubrirá. La colección Criterion ofrece una versión restaurada y con subtítulos en inglés disponible para compra en Amazon y Barnes and Noble.
Karla Paniagua Ramírez
Egresada de la Maestría en Antropología Social (CIEAS-DF)
Profesora de la Universidad del Claustro de Sor Juana
kpaniagua@hotmail.com
Cinemantropos. M (M, Alemania, 1931)
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