CIESAS-Occidente
Maestría en Antropología Social
• El pasado 18 de julio de 2007 la alumna Marlen Osorio Martínez, integrante de la generación 2004-2006, presentó su examen de titulación para la obtención del título con la tesis “El águila ya no vuela, ya está mocha…”. Una interpretación de la cultura política de los trabajadores de base del IMSS, que fue aprobada por unanimidad con mención honorífica. La directora del trabajo fue la Dra. Susan Street Naused (CIESAS-Occidente) y sus sinodales, los doctores Gabriel Torres González (CIESAS-Occidente) y Sergio Sánchez Díaz (CIESAS-DF). La investigación se desarrolla de manera sistemática, con un soporte conceptual que permite evaluar positivamente la estrategia teórico-metodológica seguida. Éste es el aporte principal de la tesis que logra interrelacionar tres enfoques: movilización-conciencia social, cultura política y simbolismo político, además del manejo de las distintas representaciones de eventos relativos a la transformación del régimen de jubilaciones y pensiones. Esto le permitió a la autora construir una etnografía socialmente relevante que logra explicar el comportamiento del sistema político mexicano a partir de una coyuntura y de su trayectoria.
CIESAS-DF
Maestría en Antropología Social
• El pasado 18 de julio de 2007 la alumna Marlen Osorio Martínez, integrante de la generación 2004-2006, presentó su examen de titulación para la obtención del título con la tesis “El águila ya no vuela, ya está mocha…”. Una interpretación de la cultura política de los trabajadores de base del IMSS, que fue aprobada por unanimidad con mención honorífica. La directora del trabajo fue la Dra. Susan Street Naused (CIESAS-Occidente) y sus sinodales, los doctores Gabriel Torres González (CIESAS-Occidente) y Sergio Sánchez Díaz (CIESAS-DF). La investigación se desarrolla de manera sistemática, con un soporte conceptual que permite evaluar positivamente la estrategia teórico-metodológica seguida. Éste es el aporte principal de la tesis que logra interrelacionar tres enfoques: movilización-conciencia social, cultura política y simbolismo político, además del manejo de las distintas representaciones de eventos relativos a la transformación del régimen de jubilaciones y pensiones. Esto le permitió a la autora construir una etnografía socialmente relevante que logra explicar el comportamiento del sistema político mexicano a partir de una coyuntura y de su trayectoria.
CIESAS-DF
Maestría en Antropología Social
• El alumno Obara Tadashi, de la generación 2003-2005 presentó el pasado 21 de agosto su examen de titulación con la tesis Ladinización sin mestizaje. Historia sociodemográfica del Área Chiapaneca, Chiapas. 1748-1813. Su director de tesis fue el Dr. Juan Pedro Viqueira (Colmex) y sus sinodales las doctoras Teresa Rojas Rabiela (CIESAS-DF), América Molina del Villar (CIESAS-DF) y Carmen Valverde Valdéz (UNAM). Con Área Chiapaneca el autor se refiere al territorio en el que habitaban los chiapanecas, un grupo lingüístico de la familia otomangue, en el momento de la Conquista española y en el periodo colonial. Esta región se corresponde con los territorios en los cuales se ubican actualmente los municipios de Chiapa de Corzo, Acala, Chiapilla, Suchiapa, Villa Corzo, Villaflores y el extremo occidental de Venustiano Carranza en el estado de Chiapas.
En lo que hoy es el territorio de Chiapas, el señorío de los chiapanecas fue uno de los más poderosos y prósperos en el momento de la Conquista española. Aunque los chiapanecas parecen haber vivido un siglo de severas caídas demográficas, lograron mantenerse prósperos. En efecto, el pueblo de Chiapa, principal asentamiento del Área Chiapaneca, se convirtió en el centro comercial más importante de la alcaldía mayor de Chiapa al menos hasta mediados del siglo XVII, aun a pesar de que la sede de poder político y religioso se encontraba en Ciudad Real la actual ciudad de San Cristóbal.
Según Tadashi, esta región parece haber contado con una población mínima de 10 000 y una máxima de 17 000 habitantes hacia fines del siglo XVI. Asimismo, casi el total de la población –97 o 98%– parece haber sido ocupada por los indios hacia principios del siglo XVII. Es decir que el Área Chiapaneca fue una región casi completamente india al menos durante los primeros 100 años de la Colonia.
Sin embargo, a partir de las últimas décadas del siglo XVII, la población del Área Chiapaneca empezó a decaer. Según el censo elaborado por el obispo de Chiapa, Francisco Polanco, en 1778, la región contaba con una población de solamente 2 600 habitantes, de la cual los indios incluyendo los forasteros– ocupaban tan sólo 61% del total. Se puede estimar que los indios que tributaban y sus familias ocupaban una proporción aún menor: poco más de 40% de dicha población.
En la tesis se denomina a este fenómeno "ladinización" y recurriendo a la metodología de la historia demográfica se intenta explicar cómo y por qué sucedió la ladinización en el Área Chiapaneca. El trabajo fue aprobado por unanimidad con recomendación para publicación.
• El alumno Obara Tadashi, de la generación 2003-2005 presentó el pasado 21 de agosto su examen de titulación con la tesis Ladinización sin mestizaje. Historia sociodemográfica del Área Chiapaneca, Chiapas. 1748-1813. Su director de tesis fue el Dr. Juan Pedro Viqueira (Colmex) y sus sinodales las doctoras Teresa Rojas Rabiela (CIESAS-DF), América Molina del Villar (CIESAS-DF) y Carmen Valverde Valdéz (UNAM). Con Área Chiapaneca el autor se refiere al territorio en el que habitaban los chiapanecas, un grupo lingüístico de la familia otomangue, en el momento de la Conquista española y en el periodo colonial. Esta región se corresponde con los territorios en los cuales se ubican actualmente los municipios de Chiapa de Corzo, Acala, Chiapilla, Suchiapa, Villa Corzo, Villaflores y el extremo occidental de Venustiano Carranza en el estado de Chiapas.
En lo que hoy es el territorio de Chiapas, el señorío de los chiapanecas fue uno de los más poderosos y prósperos en el momento de la Conquista española. Aunque los chiapanecas parecen haber vivido un siglo de severas caídas demográficas, lograron mantenerse prósperos. En efecto, el pueblo de Chiapa, principal asentamiento del Área Chiapaneca, se convirtió en el centro comercial más importante de la alcaldía mayor de Chiapa al menos hasta mediados del siglo XVII, aun a pesar de que la sede de poder político y religioso se encontraba en Ciudad Real la actual ciudad de San Cristóbal.
Según Tadashi, esta región parece haber contado con una población mínima de 10 000 y una máxima de 17 000 habitantes hacia fines del siglo XVI. Asimismo, casi el total de la población –97 o 98%– parece haber sido ocupada por los indios hacia principios del siglo XVII. Es decir que el Área Chiapaneca fue una región casi completamente india al menos durante los primeros 100 años de la Colonia.
Sin embargo, a partir de las últimas décadas del siglo XVII, la población del Área Chiapaneca empezó a decaer. Según el censo elaborado por el obispo de Chiapa, Francisco Polanco, en 1778, la región contaba con una población de solamente 2 600 habitantes, de la cual los indios incluyendo los forasteros– ocupaban tan sólo 61% del total. Se puede estimar que los indios que tributaban y sus familias ocupaban una proporción aún menor: poco más de 40% de dicha población.
En la tesis se denomina a este fenómeno "ladinización" y recurriendo a la metodología de la historia demográfica se intenta explicar cómo y por qué sucedió la ladinización en el Área Chiapaneca. El trabajo fue aprobado por unanimidad con recomendación para publicación.
Doctorado en Antropología
• El alumno Felipe Hevia de la Jara, estudiante de la generación 2003-2005, presentó su examen doctoral el pasado 16 de marzo de 2007 con su tesis El programa Oportunidades y la construcción de ciudadanía. Ejerciendo y protegiendo derechos en un programa de transferencias condicionadas en México. Su director fue el Dr. Ernesto Isunza Vera (CIESAS-DF) y el jurado calificador estuvo integrado por los doctores Jonathan Fox (Latin American & Latino Studies, Universidad de California), Luis Reygadas Robles Gil (UAM-Iztapalapa) y Gonzalo Saraví García (CIESAS-DF). El objetivo general de esta investigación es describir, analizar y caracterizar las relaciones sociedad-Estado que se generan a partir de la operación del programa Oportunidades, y medir sus impactos en los procesos de construcción de ciudadanía.
En la tesis se define a la ciudadanía como una forma de relación sociedad-Estado que permite a los sujetos que posean un estatus legal ejercer y reclamar un paquete amplio de derechos y responsabilidades, mientras que la construcción ciudadana alude a los procesos de ampliación, ejercicio y exigencia de un paquete de derechos y deberes que tienen aquellos sujetos que pertenecen a una comunidad determinada. De ahí que la construcción ciudadana implique tres dimensiones: por un lado, se refiere al ejercicio efectivo y pleno de los derechos —civiles, políticos, sociales, económicos, ambientales, culturales y de libre determinación—, por otro a la protección de los mismos —procesos para acceder, para exigirlos y ampliarlos por medio de instancias de participación ciudadana, transparencia, rendición de cuentas y contraloría social— y, finalmente, a sus limitaciones y constreñimientos, que tienen que ver con la pobreza y desigualdad que caracterizan a México y a América Latina.
La tesis concluye que el programa Oportunidades tiene una serie de limitaciones de diseño para poder generar ciudadanía puesto que pertenece a una generación de políticas sociales que apuntan más a aliviar la pobreza que a modificarla o reducirla. Esta nueva política social tiende a eliminar la dimensión social de la ciudadanía: los receptores de las políticas ya no son todos los ciudadanos, son sólo los más pobres, los que no pueden ingresar al mercado de servicios y es el Estado el que crea servicios especiales para pobres, con el objetivo central de igualar oportunidades y así lograr que, en el futuro, puedan acceder al mercado de servicios.
Sin embargo, dentro de este limitado espacio se describe la irrupción de una corriente cívica, con orígenes en la sociedad civil, al programa Oportunidades después de la alternancia política federal en el año 2000, que representa la inclusión de una lógica de derechos en los programas sociales que apuntan a procesos de construcción ciudadana. Esta corriente buscó continuar los esfuerzos por despartidizar y despolitizar las políticas sociales, pero incluyó una serie de cambios orientados a asegurar y proteger un conjunto de derechos a las titulares como “usuarias” del Programa (que incluyen desde los esfuerzos para regularizar la entrega de los apoyos y la automatización del control de las corresponsabilidades hasta la creación de una serie de mecanismos de información, transparencia y atención ciudadana), y a limitar la posibilidad de intermediación corporativa (con la creación de Comités de Promoción Comunitaria, la regulación de los enlaces y los cambios en el modelo de atención, las Jornadas por la Transparencia, las cartas compromiso ciudadano, etcétera).
Estas innovaciones y cambios introducidos por la corriente cívica, que buscaban generar nuevos espacios de relación sociedad-Estado, se orientaron más que nada a la protección de derechos de sus directos beneficiarios, fortaleciendo el intercambio de información entre familias o usuarios individuales y el programa: el sistema de información y difusión, por un lado, y el sistema de atención ciudadana, por otro. Sin embargo, en las acciones orientadas a otras esferas de construcción ciudadana relacionadas con la acción colectiva, como la creación y fortalecimiento del asociativismo, la participación ciudadana y la genuina contraloría social, el programa muestra pocos avances con respecto a Progresa.
La tesis concluye que el principal desafío que tiene Oportunidades, para contribuir a los procesos de construcción ciudadana, es definir hasta dónde modificará su diseño original para que, al mismo tiempo que mantiene sus acciones principales para cumplir sus objetivos y misión —generar capital humano—, logre construir una ciudadanía inclusiva que pueda acceder, exigir y ejercer sus derechos.
• El 14 de agosto pasado la alumna Leonor Eloina Pastrana Flores, estudiante de la generación 2003-2007 presentó su disertación doctoral con la tesis, Hacer pueblo en el contexto industrial metropolitano: 1938-2006. Un estudio en Santa Clara Coatitla, Ecatepec de Morelos, en el Estado de México, que realizó bajo la dirección de la Dra. María Bertely Busquets (CIESAS-DF). El jurado lo integraron los doctores Luz Elena Galván Lafarga (CIESAS-DF), Raúl Nieto Calleja (UAM-I) y Antonio Carrillo Avelar (UNAM). Santa Clara Coatitla es una comunidad enclavada en el núcleo industrial metropolitano, pero a diferencia de otros asentamientos, continúa conservando rasgos pueblerinos a pesar de no depender ya su existencia del campo y del ciclo agrícola. Este “pueblo urbano” del nororiente industrial de la ciudad de México, mantiene ciertas características a través de dispositivos culturales de socialización comunitaria que caracterizaron su existencia antes de la industrialización y urbanización, que lejos de agotarse o extinguirse se han hipertrofiado como elementos de su identidad colectiva.
En el contexto de mutación estructural generado por la industrialización de mediados del siglo pasado, este “pueblo viejo a pie de cerro” con huellas prehispánicas y registros coloniales, se reconfigura mediante la revitalización de usos y costumbres, entendidos como tradiciones inventadas en la óptica de Hobsbawm y Ranger (2002).
La complejidad social abordada exigió una visión completa y multidimensional de las prácticas que “hacen pueblo”, las que derivadas en buena medida del “catolicismo popular” heredado de la etapa colonial –cuando se conjugaron abigarradamente directrices católicas y matrices culturales mesoamericanas–, constituyen un núcleo de disposiciones que suponen para los sujetos implicados asumir cierto habitus propio del entorno sociocultural en que se forman.
Los sujetos así conformados integran en su constitución social, entre otras cosas, el sentido de ser parte de un “viejo pueblo a pie de cerro”, con fiestas patronales y tradiciones populares arraigadas. Estas prácticas en su conjunto funcionan como “dispositivos socioculturales de aprendizajes comunitarios” que corporeizan conocimientos, valores y visiones del mundo, versátiles al convocar a sujetos enteros en sus distintas dimensiones. Los emblemas e iconos que así se constituyen operan como referentes de identidad y pertenencia para las nuevas generaciones que son sometidas a cierta socialización localizada, circunscrita, situada histórica y culturalmente. Proceso mediado por las familias y las redes sociales que se integran en el vecindario, el barrio, la calle, las asociaciones religiosas y la parroquia centralmente.
• El pasado 23 de agosto de 2007 fue presentada la disertación doctoral de Rodrigo Laguarda Ruiz, estudiante de la generación 2003-2007 cuya tesis se titula Ser gay en la ciudad de México: lucha de representaciones y apropiación de una identidad, 1968-1982. La investigación fue dirigida por la Dra. Mercedes Blanco Sánchez (CIESAS-DF) y el jurado estuvo compuesto por los doctores Eva Salgado Andrade (CIESAS-DF), Ariel Rodríguez Kuri (El Colegio de México) y Roger Eric Magazine Nemhauser (Universidad Iberoamericana). Esta tesis aborda la apropiación de una identidad global (la identidad “gay”) en un espacio específico (la ciudad de México) y un periodo determinado en el que ésta apareció en la escena de la capital mexicana (fundamentalmente, la década de los setenta). En la investigación, el concepto de representaciones es empleado como un medio para vincular distintos niveles de análisis: posiciones en pugna respecto a la aparición de la categoría identitaria en cuestión; visiones contradictorias que, constituyen, a su vez, diferentes representaciones sobre el fenómeno; y las prácticas sociales que son organizadas por distintas visiones del mundo, esto es, por las representaciones sociales. De esta forma, se logra dar cuenta del cambio en la comprensión de las prácticas homosexuales producido por el modelo identitario “gay”, que comenzó a desplazar a las formas tradicionales de pensar y organizar las homosexualidades en México.
En la tesis se define a la ciudadanía como una forma de relación sociedad-Estado que permite a los sujetos que posean un estatus legal ejercer y reclamar un paquete amplio de derechos y responsabilidades, mientras que la construcción ciudadana alude a los procesos de ampliación, ejercicio y exigencia de un paquete de derechos y deberes que tienen aquellos sujetos que pertenecen a una comunidad determinada. De ahí que la construcción ciudadana implique tres dimensiones: por un lado, se refiere al ejercicio efectivo y pleno de los derechos —civiles, políticos, sociales, económicos, ambientales, culturales y de libre determinación—, por otro a la protección de los mismos —procesos para acceder, para exigirlos y ampliarlos por medio de instancias de participación ciudadana, transparencia, rendición de cuentas y contraloría social— y, finalmente, a sus limitaciones y constreñimientos, que tienen que ver con la pobreza y desigualdad que caracterizan a México y a América Latina.
La tesis concluye que el programa Oportunidades tiene una serie de limitaciones de diseño para poder generar ciudadanía puesto que pertenece a una generación de políticas sociales que apuntan más a aliviar la pobreza que a modificarla o reducirla. Esta nueva política social tiende a eliminar la dimensión social de la ciudadanía: los receptores de las políticas ya no son todos los ciudadanos, son sólo los más pobres, los que no pueden ingresar al mercado de servicios y es el Estado el que crea servicios especiales para pobres, con el objetivo central de igualar oportunidades y así lograr que, en el futuro, puedan acceder al mercado de servicios.
Sin embargo, dentro de este limitado espacio se describe la irrupción de una corriente cívica, con orígenes en la sociedad civil, al programa Oportunidades después de la alternancia política federal en el año 2000, que representa la inclusión de una lógica de derechos en los programas sociales que apuntan a procesos de construcción ciudadana. Esta corriente buscó continuar los esfuerzos por despartidizar y despolitizar las políticas sociales, pero incluyó una serie de cambios orientados a asegurar y proteger un conjunto de derechos a las titulares como “usuarias” del Programa (que incluyen desde los esfuerzos para regularizar la entrega de los apoyos y la automatización del control de las corresponsabilidades hasta la creación de una serie de mecanismos de información, transparencia y atención ciudadana), y a limitar la posibilidad de intermediación corporativa (con la creación de Comités de Promoción Comunitaria, la regulación de los enlaces y los cambios en el modelo de atención, las Jornadas por la Transparencia, las cartas compromiso ciudadano, etcétera).
Estas innovaciones y cambios introducidos por la corriente cívica, que buscaban generar nuevos espacios de relación sociedad-Estado, se orientaron más que nada a la protección de derechos de sus directos beneficiarios, fortaleciendo el intercambio de información entre familias o usuarios individuales y el programa: el sistema de información y difusión, por un lado, y el sistema de atención ciudadana, por otro. Sin embargo, en las acciones orientadas a otras esferas de construcción ciudadana relacionadas con la acción colectiva, como la creación y fortalecimiento del asociativismo, la participación ciudadana y la genuina contraloría social, el programa muestra pocos avances con respecto a Progresa.
La tesis concluye que el principal desafío que tiene Oportunidades, para contribuir a los procesos de construcción ciudadana, es definir hasta dónde modificará su diseño original para que, al mismo tiempo que mantiene sus acciones principales para cumplir sus objetivos y misión —generar capital humano—, logre construir una ciudadanía inclusiva que pueda acceder, exigir y ejercer sus derechos.
• El 14 de agosto pasado la alumna Leonor Eloina Pastrana Flores, estudiante de la generación 2003-2007 presentó su disertación doctoral con la tesis, Hacer pueblo en el contexto industrial metropolitano: 1938-2006. Un estudio en Santa Clara Coatitla, Ecatepec de Morelos, en el Estado de México, que realizó bajo la dirección de la Dra. María Bertely Busquets (CIESAS-DF). El jurado lo integraron los doctores Luz Elena Galván Lafarga (CIESAS-DF), Raúl Nieto Calleja (UAM-I) y Antonio Carrillo Avelar (UNAM). Santa Clara Coatitla es una comunidad enclavada en el núcleo industrial metropolitano, pero a diferencia de otros asentamientos, continúa conservando rasgos pueblerinos a pesar de no depender ya su existencia del campo y del ciclo agrícola. Este “pueblo urbano” del nororiente industrial de la ciudad de México, mantiene ciertas características a través de dispositivos culturales de socialización comunitaria que caracterizaron su existencia antes de la industrialización y urbanización, que lejos de agotarse o extinguirse se han hipertrofiado como elementos de su identidad colectiva.
En el contexto de mutación estructural generado por la industrialización de mediados del siglo pasado, este “pueblo viejo a pie de cerro” con huellas prehispánicas y registros coloniales, se reconfigura mediante la revitalización de usos y costumbres, entendidos como tradiciones inventadas en la óptica de Hobsbawm y Ranger (2002).
La complejidad social abordada exigió una visión completa y multidimensional de las prácticas que “hacen pueblo”, las que derivadas en buena medida del “catolicismo popular” heredado de la etapa colonial –cuando se conjugaron abigarradamente directrices católicas y matrices culturales mesoamericanas–, constituyen un núcleo de disposiciones que suponen para los sujetos implicados asumir cierto habitus propio del entorno sociocultural en que se forman.
Los sujetos así conformados integran en su constitución social, entre otras cosas, el sentido de ser parte de un “viejo pueblo a pie de cerro”, con fiestas patronales y tradiciones populares arraigadas. Estas prácticas en su conjunto funcionan como “dispositivos socioculturales de aprendizajes comunitarios” que corporeizan conocimientos, valores y visiones del mundo, versátiles al convocar a sujetos enteros en sus distintas dimensiones. Los emblemas e iconos que así se constituyen operan como referentes de identidad y pertenencia para las nuevas generaciones que son sometidas a cierta socialización localizada, circunscrita, situada histórica y culturalmente. Proceso mediado por las familias y las redes sociales que se integran en el vecindario, el barrio, la calle, las asociaciones religiosas y la parroquia centralmente.
• El pasado 23 de agosto de 2007 fue presentada la disertación doctoral de Rodrigo Laguarda Ruiz, estudiante de la generación 2003-2007 cuya tesis se titula Ser gay en la ciudad de México: lucha de representaciones y apropiación de una identidad, 1968-1982. La investigación fue dirigida por la Dra. Mercedes Blanco Sánchez (CIESAS-DF) y el jurado estuvo compuesto por los doctores Eva Salgado Andrade (CIESAS-DF), Ariel Rodríguez Kuri (El Colegio de México) y Roger Eric Magazine Nemhauser (Universidad Iberoamericana). Esta tesis aborda la apropiación de una identidad global (la identidad “gay”) en un espacio específico (la ciudad de México) y un periodo determinado en el que ésta apareció en la escena de la capital mexicana (fundamentalmente, la década de los setenta). En la investigación, el concepto de representaciones es empleado como un medio para vincular distintos niveles de análisis: posiciones en pugna respecto a la aparición de la categoría identitaria en cuestión; visiones contradictorias que, constituyen, a su vez, diferentes representaciones sobre el fenómeno; y las prácticas sociales que son organizadas por distintas visiones del mundo, esto es, por las representaciones sociales. De esta forma, se logra dar cuenta del cambio en la comprensión de las prácticas homosexuales producido por el modelo identitario “gay”, que comenzó a desplazar a las formas tradicionales de pensar y organizar las homosexualidades en México.
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