Después de conocer el lamentable hecho de que Hugo Azpeitia ya no estará cotidianamente en la comunidad del CIESAS, a mi memoria vinieron los gratos momentos que ocasionalmente pasábamos charlando o discutiendo en pasillos, en nuestros cubículos, en el local del SUTCIESAS o en las plazas públicas. Sí, estamos dolidos por su partida y nos llena de tristeza no contar ahora con los queridos Víctor Franco y Hugo. Nos lamentamos de ello por que ya no tendremos sus constantes y apasionadas pláticas sobre la situación política que guarda el país, sobre los avatares de la vida académica y de la misma cotidianidad de la que era ingrediente esencial conversar de buena música, futbol, poesía y cultura mexicana.
Recuerdo que conocí a Hugo en 1977 en las antiguas instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, en plena huelga de los trabajadores universitarios. Hay que decir que para ese entonces cobró gran fuerza la conciencia política del estudiantado de las facultades de Economía, Ciencias Políticas, Filosofía y Letras, y Ciencias. Por ello no fue casual que los alumnos se incorporaran de manera masiva a las conquistas sindicales que, finalmente, lograron los académicos y administrativos de esa universidad y otros trabajadores de instituciones de enseñanza superior de México. Pero quiero decir que de ese tiempo, no olvido de Hugo su muy peculiar personalidad, ni su forma de actuar, esto es, llevar las cosas siempre con buen ánimo pese a las adversidades en el camino. En efecto, en ese movimiento huelguístico Hugo se la pasó en las guardias nocturnas cantando y tocando su inseparable guitarra, aquella música de protesta latinoamericana y rock que tanto prendieron a finales de la década de 1970. En este oficio de trovador y del rescate de la música indígena y popular mexicana, a Hugo lo acompañaron Armando Meza y Ricardo Pérez Montfort.
Azpeitia fue representante fiel de una generación de activistas sociales que, en el transcurso de las crisis recurrentes de la economía mexicana y en tiempos de los gobiernos de Echeverría y López Portillo, se formaron también como científicos sociales de buena hechura. Hugo obtuvo la Licenciatura en Sociología, la Maestría en Historia y el Doctorado en Sociología, todos en la UNAM, imprimiéndole a sus estudios su personal estilo con su paso a pasito, a su tiempo y sólo con voluntad propia. Hugo tampoco fue ajeno a la militancia que muchos jóvenes tuvieron en variados grupos de izquierda mexicana de aquel entonces. La integración de Hugo al Grupo de Izquierda Revolucionaria fue activa y evidente y también su cercanía al pensamiento marxista y maoísta que en los años setenta y ochenta del siglo XX estuvieron presentes en las comunidades campesinas y sindicatos del país. Por ello tampoco fue casual que se interesara en su quehacer académico en el estudio histórico de las revoluciones populares, el agro mexicano y las luchas campesinas. Al iniciar la década de 1980, Hugo se integró al CIESAS primero como ayudante de investigador y después como investigador asociado. Su actividad de investigación para aquellos años se evidenció en trabajos y contribuciones muy concretas en: Compañía Exportadora e Importadora Mexicana, S.A., 1949-1958: conflicto y abasto alimentario; CIESAS, colección Miguel Othón de Mendizábal, 1994. Igualmente en el ensayo “El Sistema Alimentario Mexicano: una interpretación” en Anales 1984, ciesas, 1986. Esto se puede conocer igualmente en los interesantes trabajos que conjuntamente hicieron Julio Moguel y Hugo Azpeitia en: “Precios y política agrícola en dos décadas de desarrollo agropecuario” y otro participando con Magda Fritcher: “Auge y crisis del modelo de autosuficiencia alimentaria, 1970-1982” ambos trabajos formaron parte de la colección Historia de la cuestión agraria mexicana. Política estatal y conflictos agrarios, tomos VIII y IX, publicados por Siglo XXI Editores-ceham, uno en 1988 y el otro en 1990.
A Hugo Azpeitia lo conocí más de cerca en la década de 1990, ya como afable colega y solidario compañero de la comunidad académica del CIESAS. Para ese entonces, él no compartía y ocasionalmente se deslindaba de la perversa idea de pertenecer necesariamente a un grupo de investigación cerrado, lo que le generó ocasionales conflictos con sus pares de investigación. Era un crítico del vicio de la endogamia académica que afecta la plena generación del conocimiento crítico en la antropología social, la historia, la etnohistoria y la lingüística.
No está por demás mencionar aquí lo que varios colegas que pudimos conocerlo hemos comentado en estos días en torno a la situación vivida por nuestro amigo a fines de la década de 1980. En ese entonces él prefirió alejarse un tanto de su quehacer en la investigación histórico-social, del productivismo académico regido por programas de estímulos y del SNI y, por el contrario, entró en plena resistencia dedicándose a los menesteres de la poesía, el periodismo y, en menor medida, a la docencia y formación de jóvenes dirigiendo varias tesis de licenciatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Una muestra de esta labor fueron sus notas periodísticas. Escribió en El Sol de México en las secciones de política y cultura 25 artículos –reseñas y poesías– entre 1991 y 1993, en tanto que en 1988 en el suplemento Doble Jornada del periódico La Jornada publicó: “El enamoramiento: una subversión de lo cotidiano” (firmado con seudónimo) y “Feminismo y poesía”, así como un libro de poesía.
Pero a finales de los noventa y en los primeros siete años del siglo XXI, Hugo vivía muy activo con nuevos proyectos personales y un renovado activismo sindical que le rindieron frutos. Estuvo satisfecho de que no solamente había terminado con agrado y estilo los cursos del doctorado, de obtener el grado de doctor en 2004 y convertirse en profesor investigador titular en el CIESAS, sino también por aportar una investigación valiosa e inédita que, seguramente, no tardará en publicarse como el libro: El cerco militar a la ciudad de México en 1915. Hambre y Revolución.
En estos últimos años volvió y se dedicó de tiempo completo al SUTCIESAS, primero como secretario general y hasta su deceso en la cartera de finanzas. Desde esta trinchera levantó y coordinó ese trabajo sindical que lentamente caminaba y que tenía como propósito terminar con un obsoleto documento conocido como “Condiciones Generales de Trabajo” y avanzar de manera decidida en la contratación colectiva. Y es aquí, precisamente, en donde hay consenso de trabajadores administrativos y académicos para reconocer el legado que en buena parte se debe a la labor de Hugo Azpeitia en las arduas y maduras negociaciones que llevaron a formalizar el Contrato Colectivo de Trabajo SUTCIESAS-CIESAS que nos rige desde 1 de febrero de 2007 y hasta el 30 de enero de 2009.
No se me escapan las vivencias del pasado 22 de septiembre de 2006 en el Aniversario del SUTCIESAS. Ahí estuvo un Hugo alegre, contento y satisfecho de sí mismo. Al menos para ese entonces, él estuvo tranquilo de que el lastre del sectarismo sindical se desvanecía y por ello fue uno de los promotores en reconocer la labor de los comités sindicales pasados en la construcción del SUTCIESAS. En el mismo festejo constaté también un evidente reconocimiento por parte de toda la comunidad del CIESAS a la incansable y valiosa tarea sindical que Hugo Azpeitia realizó mientras lo tuvimos con nosotros.
Recuerdo que conocí a Hugo en 1977 en las antiguas instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, en plena huelga de los trabajadores universitarios. Hay que decir que para ese entonces cobró gran fuerza la conciencia política del estudiantado de las facultades de Economía, Ciencias Políticas, Filosofía y Letras, y Ciencias. Por ello no fue casual que los alumnos se incorporaran de manera masiva a las conquistas sindicales que, finalmente, lograron los académicos y administrativos de esa universidad y otros trabajadores de instituciones de enseñanza superior de México. Pero quiero decir que de ese tiempo, no olvido de Hugo su muy peculiar personalidad, ni su forma de actuar, esto es, llevar las cosas siempre con buen ánimo pese a las adversidades en el camino. En efecto, en ese movimiento huelguístico Hugo se la pasó en las guardias nocturnas cantando y tocando su inseparable guitarra, aquella música de protesta latinoamericana y rock que tanto prendieron a finales de la década de 1970. En este oficio de trovador y del rescate de la música indígena y popular mexicana, a Hugo lo acompañaron Armando Meza y Ricardo Pérez Montfort.
Azpeitia fue representante fiel de una generación de activistas sociales que, en el transcurso de las crisis recurrentes de la economía mexicana y en tiempos de los gobiernos de Echeverría y López Portillo, se formaron también como científicos sociales de buena hechura. Hugo obtuvo la Licenciatura en Sociología, la Maestría en Historia y el Doctorado en Sociología, todos en la UNAM, imprimiéndole a sus estudios su personal estilo con su paso a pasito, a su tiempo y sólo con voluntad propia. Hugo tampoco fue ajeno a la militancia que muchos jóvenes tuvieron en variados grupos de izquierda mexicana de aquel entonces. La integración de Hugo al Grupo de Izquierda Revolucionaria fue activa y evidente y también su cercanía al pensamiento marxista y maoísta que en los años setenta y ochenta del siglo XX estuvieron presentes en las comunidades campesinas y sindicatos del país. Por ello tampoco fue casual que se interesara en su quehacer académico en el estudio histórico de las revoluciones populares, el agro mexicano y las luchas campesinas. Al iniciar la década de 1980, Hugo se integró al CIESAS primero como ayudante de investigador y después como investigador asociado. Su actividad de investigación para aquellos años se evidenció en trabajos y contribuciones muy concretas en: Compañía Exportadora e Importadora Mexicana, S.A., 1949-1958: conflicto y abasto alimentario; CIESAS, colección Miguel Othón de Mendizábal, 1994. Igualmente en el ensayo “El Sistema Alimentario Mexicano: una interpretación” en Anales 1984, ciesas, 1986. Esto se puede conocer igualmente en los interesantes trabajos que conjuntamente hicieron Julio Moguel y Hugo Azpeitia en: “Precios y política agrícola en dos décadas de desarrollo agropecuario” y otro participando con Magda Fritcher: “Auge y crisis del modelo de autosuficiencia alimentaria, 1970-1982” ambos trabajos formaron parte de la colección Historia de la cuestión agraria mexicana. Política estatal y conflictos agrarios, tomos VIII y IX, publicados por Siglo XXI Editores-ceham, uno en 1988 y el otro en 1990.
A Hugo Azpeitia lo conocí más de cerca en la década de 1990, ya como afable colega y solidario compañero de la comunidad académica del CIESAS. Para ese entonces, él no compartía y ocasionalmente se deslindaba de la perversa idea de pertenecer necesariamente a un grupo de investigación cerrado, lo que le generó ocasionales conflictos con sus pares de investigación. Era un crítico del vicio de la endogamia académica que afecta la plena generación del conocimiento crítico en la antropología social, la historia, la etnohistoria y la lingüística.
No está por demás mencionar aquí lo que varios colegas que pudimos conocerlo hemos comentado en estos días en torno a la situación vivida por nuestro amigo a fines de la década de 1980. En ese entonces él prefirió alejarse un tanto de su quehacer en la investigación histórico-social, del productivismo académico regido por programas de estímulos y del SNI y, por el contrario, entró en plena resistencia dedicándose a los menesteres de la poesía, el periodismo y, en menor medida, a la docencia y formación de jóvenes dirigiendo varias tesis de licenciatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Una muestra de esta labor fueron sus notas periodísticas. Escribió en El Sol de México en las secciones de política y cultura 25 artículos –reseñas y poesías– entre 1991 y 1993, en tanto que en 1988 en el suplemento Doble Jornada del periódico La Jornada publicó: “El enamoramiento: una subversión de lo cotidiano” (firmado con seudónimo) y “Feminismo y poesía”, así como un libro de poesía.
Pero a finales de los noventa y en los primeros siete años del siglo XXI, Hugo vivía muy activo con nuevos proyectos personales y un renovado activismo sindical que le rindieron frutos. Estuvo satisfecho de que no solamente había terminado con agrado y estilo los cursos del doctorado, de obtener el grado de doctor en 2004 y convertirse en profesor investigador titular en el CIESAS, sino también por aportar una investigación valiosa e inédita que, seguramente, no tardará en publicarse como el libro: El cerco militar a la ciudad de México en 1915. Hambre y Revolución.
En estos últimos años volvió y se dedicó de tiempo completo al SUTCIESAS, primero como secretario general y hasta su deceso en la cartera de finanzas. Desde esta trinchera levantó y coordinó ese trabajo sindical que lentamente caminaba y que tenía como propósito terminar con un obsoleto documento conocido como “Condiciones Generales de Trabajo” y avanzar de manera decidida en la contratación colectiva. Y es aquí, precisamente, en donde hay consenso de trabajadores administrativos y académicos para reconocer el legado que en buena parte se debe a la labor de Hugo Azpeitia en las arduas y maduras negociaciones que llevaron a formalizar el Contrato Colectivo de Trabajo SUTCIESAS-CIESAS que nos rige desde 1 de febrero de 2007 y hasta el 30 de enero de 2009.
No se me escapan las vivencias del pasado 22 de septiembre de 2006 en el Aniversario del SUTCIESAS. Ahí estuvo un Hugo alegre, contento y satisfecho de sí mismo. Al menos para ese entonces, él estuvo tranquilo de que el lastre del sectarismo sindical se desvanecía y por ello fue uno de los promotores en reconocer la labor de los comités sindicales pasados en la construcción del SUTCIESAS. En el mismo festejo constaté también un evidente reconocimiento por parte de toda la comunidad del CIESAS a la incansable y valiosa tarea sindical que Hugo Azpeitia realizó mientras lo tuvimos con nosotros.
Hasta siempre Hugo. Sabes bien que, en donde te encuentres, no dejarás de estar presente.
Tlalpan, 21 de agosto de 2007
Tlalpan, 21 de agosto de 2007
Mario Trujillo Bolio
Investigador del CIESAS-DF
trubolio@ciesas.edu.mx
Investigador del CIESAS-DF
trubolio@ciesas.edu.mx
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