Chac: Dios de la lluvia (México/Panamá,1975)
Es muy probable que esta película hipnotice a muchos de quienes tengan el placer de verla, ya que cuenta con los elementos de una ecuación irresistible: es protagonizada por actores indígenas no profesionales, está hablada en tzeltal y se basa en una amplia recopilación de historias y leyendas mayas.
Chac narra la historia de un pueblo azotado por la sequía. Desesperados, los habitantes acuden al chamán local, un borrachín irresponsable que no pone mucho de su parte para resolver el problema. Entonces deciden emprender el agreste camino de la montaña para dar con el paradero de un segundo chamán de mejor reputación. Tras algunas peripecias logran encontrarlo y aunque escépticos, siguen sus indicaciones para lograr que llueva de nuevo.
Les recomiendo verla por muchos motivos, comenzando por la forma en la cual se realizó. El director chileno Rolando Klein se dedicó afanosamente a recopilar leyendas y mitos del sureste mexicano, se fue con todo y chivas a Tenejapa, Chiapas y ahí reclutó a los protagonistas de Chac, comenzando por el presidente municipal.
El resultado de la experiencia es arrebatador. La mirada de Klein sobre el mundo indígena raya en el evolucionismo unilineal de principios de siglo XX, sin embargo la película tiene huellas claras de una profunda empatía entre el realizador y los actores, quienes se apropiaron de la historia y aportaron ideas para su desarrollo.
Como suele ocurrir con los documentales, la participación en la película trastocó la vida de quienes aparecieron en ella. Según el propio Klein, no pudieron sembrar ese año y al participar en el rodaje se ausentaron de festividades religiosas muy importantes. Desconozco si los actores evaluaron favorablemente la experiencia, pero es un hecho que su participación voluntaria en el filme ya es un indicio de que prefirieron, al menos durante el rodaje, experimentar el éxtasis cinematográfico.
Chac recrea cierta mirada exótica que explica el comportamiento del Otro a partir de su pensamiento mágico. Puede ser que esto les produzca emociones encontradas o no. En cualquier caso es un gran ejemplo de cómo el cine puede movernos y detonar reflexiones profundas en la comunidad antropológica.
Agradezco a Roberto Mejía la recomendación de esta película, que los interesados podrán adquirir en Amazon.
Es muy probable que esta película hipnotice a muchos de quienes tengan el placer de verla, ya que cuenta con los elementos de una ecuación irresistible: es protagonizada por actores indígenas no profesionales, está hablada en tzeltal y se basa en una amplia recopilación de historias y leyendas mayas.
Chac narra la historia de un pueblo azotado por la sequía. Desesperados, los habitantes acuden al chamán local, un borrachín irresponsable que no pone mucho de su parte para resolver el problema. Entonces deciden emprender el agreste camino de la montaña para dar con el paradero de un segundo chamán de mejor reputación. Tras algunas peripecias logran encontrarlo y aunque escépticos, siguen sus indicaciones para lograr que llueva de nuevo.
Les recomiendo verla por muchos motivos, comenzando por la forma en la cual se realizó. El director chileno Rolando Klein se dedicó afanosamente a recopilar leyendas y mitos del sureste mexicano, se fue con todo y chivas a Tenejapa, Chiapas y ahí reclutó a los protagonistas de Chac, comenzando por el presidente municipal.
El resultado de la experiencia es arrebatador. La mirada de Klein sobre el mundo indígena raya en el evolucionismo unilineal de principios de siglo XX, sin embargo la película tiene huellas claras de una profunda empatía entre el realizador y los actores, quienes se apropiaron de la historia y aportaron ideas para su desarrollo.
Como suele ocurrir con los documentales, la participación en la película trastocó la vida de quienes aparecieron en ella. Según el propio Klein, no pudieron sembrar ese año y al participar en el rodaje se ausentaron de festividades religiosas muy importantes. Desconozco si los actores evaluaron favorablemente la experiencia, pero es un hecho que su participación voluntaria en el filme ya es un indicio de que prefirieron, al menos durante el rodaje, experimentar el éxtasis cinematográfico.
Chac recrea cierta mirada exótica que explica el comportamiento del Otro a partir de su pensamiento mágico. Puede ser que esto les produzca emociones encontradas o no. En cualquier caso es un gran ejemplo de cómo el cine puede movernos y detonar reflexiones profundas en la comunidad antropológica.
Agradezco a Roberto Mejía la recomendación de esta película, que los interesados podrán adquirir en Amazon.
Karla Paniagua
Egresada de la Maestría en Antropología Social
Profesora de la Universidad del Claustro de Sor Juana
Colegio de comunicación
kpaniagua@hotmail.com
Egresada de la Maestría en Antropología Social
Profesora de la Universidad del Claustro de Sor Juana
Colegio de comunicación
kpaniagua@hotmail.com
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