Pederastia clerical: el rostro oscuro de la Iglesia católica
Quien daña a los niños está
destruyendo el futuro de la humanidad
Sanjuana Martínez
A la crisis económica, política y social por la que transita el país, se agrega una crisis moral. A la ya de por sí amplia Agenda Nacional, que incluye graves problemas como el desempleo, el narcotráfico, la reforma del Estado, el estancamiento de los salarios y la corrupción, entre otros, se agrega el de la pederastia y, particularmente, el de la pederastia clerical. Tan sólo el año pasado se publicaron en México tres libros sobre el tema. El primero de Lydia Cacho (ciudad de México, 1963), Los demonios del Edén, el cual documenta la conversión de Cancún en un paraíso de explotación sexual infantil, y que tiene como uno de sus protagonistas al empresario de origen libanés Kamel Nacif. El segundo de Fernando M. González (Jalisco, 1947), titulado Marcial Maciel. Los Legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos, en el que, entre otras cosas, el autor da voz a las víctimas de abuso sexual por parte del fundador de esta pequeña y poderosa congregación. Finalmente, en noviembre del 2006, se publicó el libro de Sanjuana Martínez: Manto Púrpura.
Manto Púrpura es una rigurosa investigación periodística, valiente y comprometida, en la que la autora denuncia el problema de la pederastia clerical -uno de los crímenes más deleznables- en tiempos del cardenal Roberto Rivera Carrera. El primer capítulo, titulado Pastores, lobos y corderos, incluye un testimonio estremecedor del abuso sexual que sufrió Joaquín Aguilar Méndez, a la edad de 12 años, a manos del sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, depredador sexual, prófugo de la justicia y protegido del cardenal Rivera y del cardenal estadounidense Robert Mahony de la arquidiócesis de Los Ángeles. A partir de aquí, en los siguientes cuatro capítulos, la periodista nos muestra que el problema de la pederastia clerical no es un asunto circunstancial, sino un cáncer que corroe de forma crónica a la institución más antigua del México moderno: la Iglesia católica (se calcula que el número de abusadores es del 30 por ciento de los 14 000 sacerdotes en activo en México).
En el segundo capítulo, que se titula Fast track de curas pederastas, documenta una serie de casos y entrega una lista parcial de 42 sacerdotes acusados de abuso sexual, elaborada por la Red de Sobrevivientes de Abusos de Sacerdotes (snap por sus siglas en inglés). El tercer capítulo, Operación púrpura, evidencia la relación epistolar entre Rivera y Mahony, la cual pone de manifiesto la complicidad existente entre estos dos personajes del alto clero. En el capítulo cuarto, Rivera un cardenal bajo sospecha, la periodista nos muestra cómo el cardenal mexicano ha protegido, amparado y defendido a curas pederastas, tanto mexicanos como estadounidenses. Finalmente, en el capítulo quinto, La impunidad del cardenal Mahony, vemos cómo este príncipe de la iglesia también ha protegido a curas abusadores, obstruido a la justicia, pero también cómo los tribunales norteamericanos lo han obligado a abrir sus archivos, cuestión a la que Rivera Carrera se ha negado. Manto púrpura cuenta con una serie de fotografías de varios de los documentos obtenidos en la investigación (por ejemplo, la ficha del padre Nicolás Aguilar, extraviada por las autoridades mexicanas) y de algunos de los personajes que forman parte de esta trama (víctimas, defensores y victimarios). Además, se incluye un sugerente anexo “Fugitivos con Sotana”, en el que se presentan 551 fichas que contiene los datos (nombre, orden, acción legal, expedientes, etc.) de un número igual de sacerdotes en su mayoría estadounidenses, que han sido acusados o demandados por abuso sexual en ese país, lo que nos da una idea de la magnitud del problema que enfrenta la Iglesia católica.
Manto Púrpura se une a diversas publicaciones que han aparecido en otros países y que han tendido una enorme resonancia, tal es el caso de Pederastia en la Iglesia católica (Ediciones B, Barcelona, 2002) del español Pepe Rodríguez, libro que, además de mostrar el rostro oscuro de la Iglesia, de evidenciar que el Papa mantiene una legislación canóniga que obliga a encubrir y perdonar los delitos del clero, incluye recomendaciones para detectar y proteger a los niños del clero agresor. Para finalizar, cabe mencionar que la pederastia clerical es una cuestión que, desde los hechos, discute con dureza la obligatoriedad del voto de castidad, el cual impide a sacerdotes y religiosas contraer matrimonio. La pederastia clerical es un tema por demás delicado, polémico y controvertido, pero que, sin duda, abre puertas a la investigación antropológica y a la reflexión desde los más diversos enfoques.
(Sanjuana Martínez, Manto púrpura. Pederastia clerical en tiempos del cardenal Norberto Rivera Carrera. Ed. Grijalbo, México, 2006).
Hugo Azpeitia Gómez (CIESAS-DF)
hugo@ciesas.edu.mx
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