La voz de los estudiantes

Reflexiones tras el inicio de una experiencia de campo

Al igual que otros de mis compañe­ros que concluimos nuestra maestría en An­tropología Social en el ciesas en agosto de 2005, decidí mantenerme en la ins­titución y continuar de manera in­mediata con la siguiente etapa del programa de postgrado. Esto nos condujo a iniciar nuestras actividades a un ritmo frenéti­co, dividiendo el tiempo entre la con­clusión de la tesis de maestría y la pre­paración de su defensa, y los cursos iniciales y el diseño de un nuevo proyecto de investigación como parte del doctorado. Pero esto me brindó también la oportunidad de aprovechar mi experiencia previa e incorporarla para el trabajo actual. Así, después de haber estudiado para la maestría las experiencias de llegada de los jóvenes migrantes y su inserción en el mercado de trabajo agrícola californiano, continué como miem­bro de la línea de investigación de Antropología y migración y construí mi proyecto doctoral, ampliando ese tema y preguntándome qué papel juegan esos jóvenes en la renovación de una fuerza laboral caracterizada durante décadas por depender del flujo de trabajadores externos.
Después de los meses dedicados a la preparación del proyecto me trasladé al Valle Central de California para comenzar con mi investigación, en la localidad de Delano, una ciudad de aproximadamente 50 000 habitantes, ubicada en el centro de una zona productora de uva para mesa y actualmente habitada por una mayoría de origen mexicano, muchos de ellos provenientes del occidente de Michoacán. En este lugar se encuentra una estación de trabajo instalada por el equipo de investigación conjuntado entre el ciesas y la Universidad de California en Santa Bárbara, que funciona como punto de reunión e interacción en­tre los profesores y estudiantes que formamos parte del proyecto.
Llegué aquí a la mitad del verano, en los momentos en que la cosecha de uva alcanza su apogeo, empleando a mucha gente de la localidad y de los pobla­dos cercanos, misma que uno puede encontrar con facilidad al recorrer los campos, pues las largas filas de coches estaciona­dos a un lado de los cultivos son una señal de gente trabajando.
Dado que mis intereses de investiga­ción se centran en el trabajo de los migrantes, tras llegar al poblado busqué acercarme a estos grupos de trabajadores­ para observar directamente sus activi­da­des. Hacer mi investigación dentro de un equipo me facilitó enormemente este acercamiento, pues la presencia previa de compañeros del grupo me brindó contactos para conocer gente en el medio y entrar a distintos espacios de trabajo, si bien no me libró de la necesidad de explicar que entraba a los campos no por ser reportero, activista sindical o comprador, sino simplemente alguien interesado en conocer los trabajos en que se emplean los migrantes y sus experiencias en ellos. Fue en estas visitas y observaciones que pasé mis primeras semanas de investigación, tomando nota sobre las tareas en el campo, conociendo el ambiente en los lugares de trabajo, escuchando las vivencias de los jornale­ros e inclusive manteniendo un rol más par­ticipativo cuando los ayudaba en algu­na de sus labores. Gracias a ello tuve no sólo la oportunidad de reunir información para una descripción de las tareas o cons­truir un grupo de informantes, sino también una base para volver a pensar mis pre­guntas de investigación y los meses siguientes de mi trabajo de campo, cambiando algunos de mis supuestos y pensando en nuevos espacios por explorar sobre los temas de mi interés.
Aunque la continuidad temática y regional entre mi investigación de maestría y mi trabajo actual de doctorado me permitió introducirme en el trabajo de campo contando con algunos antecedentes, el arranque de esta nueva etapa me ha recordado que cada inmersión en la experiencia etnográfica suele tener un impacto en nuestros proyectos –despertán­donos nuevas inquietudes, dirigiendo nuestra atención hacia nuevos temas, haciéndonos dudar de ideas previas o dándonos pistas sobre cosas que antes quedaron sin entender— y que la solidez y efectividad de los mismos no radica en que queden inalterados tras estos contactos con la realidad, sino en darnos elementos para incorporarlos y sacarles mayor provecho.

Manuel Adrián Hernández Romero
Doctorado en Antropología
CIESAS-DF
maeher2001@yahoo.com.mx

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