deambulan por los pueblos del Ajusco
Acercarse en efecto, como dice el título de esta reflexión-relato; aproximarse; reducir la distancia (cognitiva y social) que frecuentemente adoptamos ante la agitación y ajetreo de la vida de tantos como estamos hoy aquí, prójimos de territorio al menos, en el diario funcionamiento de la ciudad capital. Atenuar el bloqueo perceptivo que imponemos a nuestros sentidos corporales, a nuestra captación sensorial múltiple, que rehuye las vistas y los episodios traumáticos o hirientes (la fealdad es un caso que no debemos olvidar), lo que se suma, además, al elevado ruido ambiente. En dirección opuesta, diríase que con una hermenéutica de contracorriente, tal intento de aproximación, esa búsqueda de cercanía y concentración en lo inmediatamente perceptible de nuestro entorno cotidiano, es la práctica semiótica compleja sobre la que intentan articularse las varias curiosidades que esta investigación alberga (académicas y vitales).
Los antecedentes de esta indagación provienen del marcado interés que experimento ante las cuestiones de la ciudad, el asunto de lo urbano en sus incontables dimensiones. El cambio radical en numerosos rasgos de las formas sociales, proxémicas, de ocupar el espacio público marcó mi tránsito personal desde una ciudad de provincia en Argentina, mediana y más en tamaño, pero aun así incomparable con lo que es y fue el Distrito Federal, inclusive en el lejano año de 1975. La Delegación de Tlalpan, lugar de asiento de las instalaciones físicas del CIESAS, y de habitación de quien esto escribe, es una de las más grandes y complejas de la ciudad. La zona del Ajusco (parte de la cual es reserva ecológica, otra es propiedad comunal y ejidal, amén de privada) experimenta en este momento una explosiva urbanización irregular que, entre otros muchos efectos nocivos (sociales, urbanísticos y culturales), amenaza gravemente la viabilidad del sistema biológico de bosque perenne y caducifolio en la región. Sirvan estas menciones para acercarnos al núcleo inicial del presente impulso de indagación.
Desde un punto de vista teórico y metodológico, esta investigación materializa la trayectoria, el movimiento conceptual seguido en el análisis de discurso verbal que realicé durante muchos años. Con base en esa práctica acumulada, emergió una creciente inclinación hacia el análisis de situaciones comunicativas complejas, en las que el texto verbal es sólo uno de sus componentes; por ejemplo, la lucha semiótica del Zapatismo (“La Comandanta Zapatista Esther en el Congreso de la Unión: un análisis de su desempeño escénico como intervención política”, Debate Feminista 28, 2003). Me refiero, pues, a un itinerario de reconfiguración del objeto de análisis, que va desde lo verbal hacia lo (más) densamente material de su compleja ocurrencia. Se suma a ello el interés en explorar el tratamiento del régimen de lo visible como un texto, como series de textos entrelazados. Un caso a la mano: el lugar de residencia y trabajo, el conjunto de los movimientos habituales de apropiación y uso del espacio. Se conoce en la antropología social el valor heurístico de la observación de la vida cotidiana, de sus lugares, personajes y prácticas, tal como en conjunto van formando el texto sincrético de la vida urbana; una amplia serie de conductas y productos sociales en un espacio dado. Es ése un devenir nunca repetido, siempre distinto; impredecible inclusive dentro de idénticos parámetros (como el sistema lingüístico y su potencial infinito de productividad textual).
La tala clandestina y nocturna de un árbol en la calle de mi domicilio (ilegal e incomprensible, pues no era una especie comercialmente maderable) anudó súbitamente y focalizó una serie de vivencias en torno a las múltiples significaciones que se implican en el hecho de habitar aquí, en el Ajusco, y definió la colocación de un punto de vista para este estudio; marcó el ángulo de una mirada, entre incontables otras, sobre lo que es vivir en la ciudad capital en este tiempo (“Un árbol menos en esta calle: Desamparo público y ejercicio de la mirada en la Ciudad de México”, en prensa en: Los poderes de lo público, Marianne Braig y Anne Huffschmid editoras, Vervuert). Se describe allí la condición general de la zona, vinculando la escala micro del asunto del árbol con su contexto urbano y con otras redes de interacción: políticas, económicas, jurídicas e ideológicas, además de culturales e históricas, que prevalecen en la región y determinan los usos posibles de los recursos naturales, cada vez más escasos. El trabajo sostiene la inexistencia de un espacio público en el territorio compartido del Ajusco, al tiempo que esboza algunos de los complejos asuntos que se implican en las condiciones de habitación y residencia en la ciudad, cuando el caso es, como éste, un proceso irregular, masivo y de alto rendimiento económico, de incorporación de tierra rural al mercado capitalista de tierra urbana.
Una conferencia impartida en la apertura del ciclo escolar del Posgrado en Antropología del CIESAS-DF (“Sobre la semiosis de los textos verbales y visuales”, septiembre 2003) sistematizó varios conceptos básicos en la aprehensión y análisis de las imágenes como textos, en pos de un tránsito conceptual plausible hacia la semiótica de lo visible, partiendo de la modalidad de análisis de discurso que he practicado: con base en la descripción lingüística e inspiración en una lectura materialista e histórica de los procesos sociales de construcción de sentido. Mi meta, excesiva seguramente, es desarrollar una mirada, un dispositivo analítico, que pueda ‘leer’ esas constelaciones significantes con relativa independencia de la sustancia material en la que estén realizadas.
Menos traumática que el asunto del árbol en mi pueblo, aunque también bastante desdichada, fue una experiencia, muy interesante, de ‘andar mirando’ la ciudad, que compartí con mi inigualable colega Eva Salgado Andrade durante el momento de máxima densidad de los anuncios espectaculares en el Anillo Periférico, cuando grabamos un recorrido visual de esas imágenes (pasmosas y violentas en su gigantismo, close ups, manejo de color y otros atributos), y cuyo análisis preliminar llevamos al Congreso Internacional de Semiótica Visual (“Imágenes publicitarias en el Anillo Periférico”, diciembre 2003, ponencia manuscrita). El eje de nuestro tratamiento se centró en la postulación del derecho ciudadano a una visualidad pública sin excesivos sobresaltos cognoscitivos; el (deseable) reconocimiento y respeto al derecho a cierto grado de quietud o sosiego visual en el contexto urbano, utópica aspiración en cuyo incierto contorno el Gobierno de la Ciudad de México ha librado en años recientes serias campañas contra las compañías anunciadoras, en un juego de fuerzas que no acaba de resolverse.
Entretanto, en la Línea de Estudios del Lenguaje del Posgrado en Antropología del CIESAS-DF, hemos ido atendiendo varias tesis de maestría en las que el interés por la ciudad (en las múltiples facetas de la vida urbana) ha alcanzado diversas realizaciones. En algunos casos, con base en discursos verbales, como la prensa y la construcción periodística de ciertos asuntos; por ejemplo: el cultivo deliberado de una percepción de alto riesgo y delincuencia en varios medios capitalinos de prensa durante una década (Gabriela Torres Mazuera, 2002); o las posiciones cruzadas de vecinos, autoridades y trabajadores de recolección de residuos domésticos, asimismo en una década de prensa. Ante la pregunta, ¿qué es realmente “la basura”?, las respuestas varían según la colocación del punto de vista de los participantes en una escena político-discursiva sumamente complicada (Laura Larralde Corona, 2006).
Otras tesis en la Línea analizaron diferentes soportes significantes además del código verbal. El estudio de los procesos de formación de identidad en los bares gay de la Ciudad de México (que atestiguan la inteligencia comunicativa del cuerpo) probó la relevancia y rendimiento de un enfoque semiótico y proxémico (Rodrigo Laguarda Ruiz, 2003). Las múltiples miradas, costumbres, anhelos y críticas que pueblan el centro de la Delegación de Tlalpan, en cuerpo y voz de quienes lo habitan y recorren en distintos horarios y ocupaciones, fueron escuchadas con base en variados instrumentos de elicitación, mostrando nuevas facetas de la complejidad del tejido social de lo público (Adriana Aguayo Ayala, 2003). Están en curso, también en el Postgrado, dos tesis doctorales para las cuales la ciudad constituye una dimensión esencial en la observación de los fenómenos que se someten al análisis: la interpretación de la acción colectiva que se realiza simbólicamente por medio de las movilizaciones políticas o “marchas” (de protesta, de aniversario, de reivindicación, etcétera), durante el ciclo pasado reciente hasta 2005 (Elsa Rodríguez Saldaña); y el estudio de la lógica estratégica con la que los habitantes de la ciudad atienden su salud, recurriendo a las medicinas llamadas alternativas, y también en respuesta a múltiples apelaciones textuales en distintos lugares y puntos de distribución de oferta terapéutica (Nayelhi Itandehui Saavedra Solano).
Las herramientas metodológicas usadas en los acercamientos que se han practicado hasta ahora son los clásicos recorridos antropológicos, según itinerarios azarosos por calles, caminos y veredas en la zona de los pueblos más altos en la cadena montañosa del Pico del Águila (San Miguel Xicalco, Magdalena Petlacalco, San Miguel y Santo Tomás Ajusco). En su transcurso, algunas imágenes, ciertos conjuntos visuales, son fotográficamente registrados (y enlistados y catalogados, en el proceso de formación de un corpus de análisis). El intento es atestiguar algunos de los más notorios cambios edilicios en esas localidades, la variedad de prácticas de uso del suelo y de los recursos renovables, las pautas de habitación y autoconstrucción de vivienda familiar y pequeños comercios, los principios de diseño que caracterizan a esta arquitectura vernácula que con frecuencia emplea materiales de reuso, y la estética espontánea de anuncios, letreros y avisos para la comunicación pública a escala local. Es un régimen de visibilidad lo que se indaga. Son textos visuales que pueden leerse desde un punto de vista cultural, ideológico y social. Recientemente me han ocupado ciertos rasgos de las prácticas autoconstructivas en la zona, como instancia propicia para el análisis y experimentación de algunos conceptos de aprehensión visual (“Escalones y escaleritas en pequeñas construcciones de los pueblos del Ajusco (Ciudad de México): morfología y ensoñación”, Tópicos del Seminario 17, buap, 2007). Es un completo giro semiótico que no olvida los tempranos costados fenomenológicos de esa manera de ‘andar mirando’.
Además de las metas teóricas y metodológicas arriba esbozadas, la dimensión empírica del estudio, su costado micro antropológico, se propone objetivos de descripción diagnóstica (exploratoria), con base en imágenes obtenidas ad hoc por observación de tipo participante (una suerte de (auto) etnografía visual a escala local), con el ánimo de dar cuenta del estado que guarda la semiosis pública en asuntos urbanos en la zona (y en otras de la ciudad). Eso hace del proyecto un esfuerzo importante e innovador. En materia de estudios urbanos, porque atiende a los procesos que acontecen en una zona de la ciudad capital que ha sido poco trabajada (no así el Ajusco Medio); esto es, el poblamiento incontrolado de una de las periferias, llamada “el sur bucólico” (Raúl Nieto, Nueva Antropología 57, 2000), y último reducto de los suelos de conservación. En materia de estudios de la significación, histórica y socialmente construida en la crónica batalla de lo real, porque el enfoque articula diferentes perspectivas disciplinarias; entre ellas, la semiótica social (allí incluido el análisis del discurso verbal), la etnografía y la lectura visual, el registro y el análisis fotográfico.
Cual es visible, las miradas que pueden desplegarse sobre el diario transcurrir de esta inmensa, inaudita, ciudad capital, se multiplican al infinito, y todas ellas pueden ayudar a esclarecer algunas de sus dimensiones más interesantes, no sólo las más conflictivas sino también, en este caso, aquellas prácticas de origen rural en riesgo más inminente de silencioso, inadvertido abandono. Las puertas están abiertas para que participen en esta línea de investigación otros colegas y más jóvenes en formación, como ya lo han hecho algunos: Gabriela Torres Mazuera, en el remoto primer recorrido con cámara, y Oscar Cruz González (becario del Programa ciesas en Técnicas de Investigación, para el ordenamiento del archivo físico de imágenes y la actualización de un acervo bibliográfico sobre el tema), cuya colaboración agradezco cumplidamente.
Teresa Carbó
Investigadora del CIESAS-DF
tcarbo@ciesas.edu.mx
Acercarse en efecto, como dice el título de esta reflexión-relato; aproximarse; reducir la distancia (cognitiva y social) que frecuentemente adoptamos ante la agitación y ajetreo de la vida de tantos como estamos hoy aquí, prójimos de territorio al menos, en el diario funcionamiento de la ciudad capital. Atenuar el bloqueo perceptivo que imponemos a nuestros sentidos corporales, a nuestra captación sensorial múltiple, que rehuye las vistas y los episodios traumáticos o hirientes (la fealdad es un caso que no debemos olvidar), lo que se suma, además, al elevado ruido ambiente. En dirección opuesta, diríase que con una hermenéutica de contracorriente, tal intento de aproximación, esa búsqueda de cercanía y concentración en lo inmediatamente perceptible de nuestro entorno cotidiano, es la práctica semiótica compleja sobre la que intentan articularse las varias curiosidades que esta investigación alberga (académicas y vitales).
Los antecedentes de esta indagación provienen del marcado interés que experimento ante las cuestiones de la ciudad, el asunto de lo urbano en sus incontables dimensiones. El cambio radical en numerosos rasgos de las formas sociales, proxémicas, de ocupar el espacio público marcó mi tránsito personal desde una ciudad de provincia en Argentina, mediana y más en tamaño, pero aun así incomparable con lo que es y fue el Distrito Federal, inclusive en el lejano año de 1975. La Delegación de Tlalpan, lugar de asiento de las instalaciones físicas del CIESAS, y de habitación de quien esto escribe, es una de las más grandes y complejas de la ciudad. La zona del Ajusco (parte de la cual es reserva ecológica, otra es propiedad comunal y ejidal, amén de privada) experimenta en este momento una explosiva urbanización irregular que, entre otros muchos efectos nocivos (sociales, urbanísticos y culturales), amenaza gravemente la viabilidad del sistema biológico de bosque perenne y caducifolio en la región. Sirvan estas menciones para acercarnos al núcleo inicial del presente impulso de indagación.
Desde un punto de vista teórico y metodológico, esta investigación materializa la trayectoria, el movimiento conceptual seguido en el análisis de discurso verbal que realicé durante muchos años. Con base en esa práctica acumulada, emergió una creciente inclinación hacia el análisis de situaciones comunicativas complejas, en las que el texto verbal es sólo uno de sus componentes; por ejemplo, la lucha semiótica del Zapatismo (“La Comandanta Zapatista Esther en el Congreso de la Unión: un análisis de su desempeño escénico como intervención política”, Debate Feminista 28, 2003). Me refiero, pues, a un itinerario de reconfiguración del objeto de análisis, que va desde lo verbal hacia lo (más) densamente material de su compleja ocurrencia. Se suma a ello el interés en explorar el tratamiento del régimen de lo visible como un texto, como series de textos entrelazados. Un caso a la mano: el lugar de residencia y trabajo, el conjunto de los movimientos habituales de apropiación y uso del espacio. Se conoce en la antropología social el valor heurístico de la observación de la vida cotidiana, de sus lugares, personajes y prácticas, tal como en conjunto van formando el texto sincrético de la vida urbana; una amplia serie de conductas y productos sociales en un espacio dado. Es ése un devenir nunca repetido, siempre distinto; impredecible inclusive dentro de idénticos parámetros (como el sistema lingüístico y su potencial infinito de productividad textual).
La tala clandestina y nocturna de un árbol en la calle de mi domicilio (ilegal e incomprensible, pues no era una especie comercialmente maderable) anudó súbitamente y focalizó una serie de vivencias en torno a las múltiples significaciones que se implican en el hecho de habitar aquí, en el Ajusco, y definió la colocación de un punto de vista para este estudio; marcó el ángulo de una mirada, entre incontables otras, sobre lo que es vivir en la ciudad capital en este tiempo (“Un árbol menos en esta calle: Desamparo público y ejercicio de la mirada en la Ciudad de México”, en prensa en: Los poderes de lo público, Marianne Braig y Anne Huffschmid editoras, Vervuert). Se describe allí la condición general de la zona, vinculando la escala micro del asunto del árbol con su contexto urbano y con otras redes de interacción: políticas, económicas, jurídicas e ideológicas, además de culturales e históricas, que prevalecen en la región y determinan los usos posibles de los recursos naturales, cada vez más escasos. El trabajo sostiene la inexistencia de un espacio público en el territorio compartido del Ajusco, al tiempo que esboza algunos de los complejos asuntos que se implican en las condiciones de habitación y residencia en la ciudad, cuando el caso es, como éste, un proceso irregular, masivo y de alto rendimiento económico, de incorporación de tierra rural al mercado capitalista de tierra urbana.
Una conferencia impartida en la apertura del ciclo escolar del Posgrado en Antropología del CIESAS-DF (“Sobre la semiosis de los textos verbales y visuales”, septiembre 2003) sistematizó varios conceptos básicos en la aprehensión y análisis de las imágenes como textos, en pos de un tránsito conceptual plausible hacia la semiótica de lo visible, partiendo de la modalidad de análisis de discurso que he practicado: con base en la descripción lingüística e inspiración en una lectura materialista e histórica de los procesos sociales de construcción de sentido. Mi meta, excesiva seguramente, es desarrollar una mirada, un dispositivo analítico, que pueda ‘leer’ esas constelaciones significantes con relativa independencia de la sustancia material en la que estén realizadas.
Menos traumática que el asunto del árbol en mi pueblo, aunque también bastante desdichada, fue una experiencia, muy interesante, de ‘andar mirando’ la ciudad, que compartí con mi inigualable colega Eva Salgado Andrade durante el momento de máxima densidad de los anuncios espectaculares en el Anillo Periférico, cuando grabamos un recorrido visual de esas imágenes (pasmosas y violentas en su gigantismo, close ups, manejo de color y otros atributos), y cuyo análisis preliminar llevamos al Congreso Internacional de Semiótica Visual (“Imágenes publicitarias en el Anillo Periférico”, diciembre 2003, ponencia manuscrita). El eje de nuestro tratamiento se centró en la postulación del derecho ciudadano a una visualidad pública sin excesivos sobresaltos cognoscitivos; el (deseable) reconocimiento y respeto al derecho a cierto grado de quietud o sosiego visual en el contexto urbano, utópica aspiración en cuyo incierto contorno el Gobierno de la Ciudad de México ha librado en años recientes serias campañas contra las compañías anunciadoras, en un juego de fuerzas que no acaba de resolverse.
Entretanto, en la Línea de Estudios del Lenguaje del Posgrado en Antropología del CIESAS-DF, hemos ido atendiendo varias tesis de maestría en las que el interés por la ciudad (en las múltiples facetas de la vida urbana) ha alcanzado diversas realizaciones. En algunos casos, con base en discursos verbales, como la prensa y la construcción periodística de ciertos asuntos; por ejemplo: el cultivo deliberado de una percepción de alto riesgo y delincuencia en varios medios capitalinos de prensa durante una década (Gabriela Torres Mazuera, 2002); o las posiciones cruzadas de vecinos, autoridades y trabajadores de recolección de residuos domésticos, asimismo en una década de prensa. Ante la pregunta, ¿qué es realmente “la basura”?, las respuestas varían según la colocación del punto de vista de los participantes en una escena político-discursiva sumamente complicada (Laura Larralde Corona, 2006).
Otras tesis en la Línea analizaron diferentes soportes significantes además del código verbal. El estudio de los procesos de formación de identidad en los bares gay de la Ciudad de México (que atestiguan la inteligencia comunicativa del cuerpo) probó la relevancia y rendimiento de un enfoque semiótico y proxémico (Rodrigo Laguarda Ruiz, 2003). Las múltiples miradas, costumbres, anhelos y críticas que pueblan el centro de la Delegación de Tlalpan, en cuerpo y voz de quienes lo habitan y recorren en distintos horarios y ocupaciones, fueron escuchadas con base en variados instrumentos de elicitación, mostrando nuevas facetas de la complejidad del tejido social de lo público (Adriana Aguayo Ayala, 2003). Están en curso, también en el Postgrado, dos tesis doctorales para las cuales la ciudad constituye una dimensión esencial en la observación de los fenómenos que se someten al análisis: la interpretación de la acción colectiva que se realiza simbólicamente por medio de las movilizaciones políticas o “marchas” (de protesta, de aniversario, de reivindicación, etcétera), durante el ciclo pasado reciente hasta 2005 (Elsa Rodríguez Saldaña); y el estudio de la lógica estratégica con la que los habitantes de la ciudad atienden su salud, recurriendo a las medicinas llamadas alternativas, y también en respuesta a múltiples apelaciones textuales en distintos lugares y puntos de distribución de oferta terapéutica (Nayelhi Itandehui Saavedra Solano).
Las herramientas metodológicas usadas en los acercamientos que se han practicado hasta ahora son los clásicos recorridos antropológicos, según itinerarios azarosos por calles, caminos y veredas en la zona de los pueblos más altos en la cadena montañosa del Pico del Águila (San Miguel Xicalco, Magdalena Petlacalco, San Miguel y Santo Tomás Ajusco). En su transcurso, algunas imágenes, ciertos conjuntos visuales, son fotográficamente registrados (y enlistados y catalogados, en el proceso de formación de un corpus de análisis). El intento es atestiguar algunos de los más notorios cambios edilicios en esas localidades, la variedad de prácticas de uso del suelo y de los recursos renovables, las pautas de habitación y autoconstrucción de vivienda familiar y pequeños comercios, los principios de diseño que caracterizan a esta arquitectura vernácula que con frecuencia emplea materiales de reuso, y la estética espontánea de anuncios, letreros y avisos para la comunicación pública a escala local. Es un régimen de visibilidad lo que se indaga. Son textos visuales que pueden leerse desde un punto de vista cultural, ideológico y social. Recientemente me han ocupado ciertos rasgos de las prácticas autoconstructivas en la zona, como instancia propicia para el análisis y experimentación de algunos conceptos de aprehensión visual (“Escalones y escaleritas en pequeñas construcciones de los pueblos del Ajusco (Ciudad de México): morfología y ensoñación”, Tópicos del Seminario 17, buap, 2007). Es un completo giro semiótico que no olvida los tempranos costados fenomenológicos de esa manera de ‘andar mirando’.
Además de las metas teóricas y metodológicas arriba esbozadas, la dimensión empírica del estudio, su costado micro antropológico, se propone objetivos de descripción diagnóstica (exploratoria), con base en imágenes obtenidas ad hoc por observación de tipo participante (una suerte de (auto) etnografía visual a escala local), con el ánimo de dar cuenta del estado que guarda la semiosis pública en asuntos urbanos en la zona (y en otras de la ciudad). Eso hace del proyecto un esfuerzo importante e innovador. En materia de estudios urbanos, porque atiende a los procesos que acontecen en una zona de la ciudad capital que ha sido poco trabajada (no así el Ajusco Medio); esto es, el poblamiento incontrolado de una de las periferias, llamada “el sur bucólico” (Raúl Nieto, Nueva Antropología 57, 2000), y último reducto de los suelos de conservación. En materia de estudios de la significación, histórica y socialmente construida en la crónica batalla de lo real, porque el enfoque articula diferentes perspectivas disciplinarias; entre ellas, la semiótica social (allí incluido el análisis del discurso verbal), la etnografía y la lectura visual, el registro y el análisis fotográfico.
Cual es visible, las miradas que pueden desplegarse sobre el diario transcurrir de esta inmensa, inaudita, ciudad capital, se multiplican al infinito, y todas ellas pueden ayudar a esclarecer algunas de sus dimensiones más interesantes, no sólo las más conflictivas sino también, en este caso, aquellas prácticas de origen rural en riesgo más inminente de silencioso, inadvertido abandono. Las puertas están abiertas para que participen en esta línea de investigación otros colegas y más jóvenes en formación, como ya lo han hecho algunos: Gabriela Torres Mazuera, en el remoto primer recorrido con cámara, y Oscar Cruz González (becario del Programa ciesas en Técnicas de Investigación, para el ordenamiento del archivo físico de imágenes y la actualización de un acervo bibliográfico sobre el tema), cuya colaboración agradezco cumplidamente.
Teresa Carbó
Investigadora del CIESAS-DF
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